Las amistades y la compañía son un protector de la salud mental y la salud física, como lo son otros hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio, comer de forma saludable, descansar o dejar de fumar. De hecho, un reciente estudio afirma que aislarse y dejar de relacionarse daña tanto la salud como fumar doce cigarrillos diarios https://www.hhs.gov/sites/default/files/surgeon-general-social-connection-advisory.pdf

Quién iba a decirnos que, en 2023, los profesionales de la salud íbamos a aconsejar a la población que por favor hable, salga, se relaciona, mantenga amistades o haga amistades nuevas. ¡Impensable! ¡Si relacionarnos ha sido la base de nuestra alegría, de nuestra cultura y de nuestra filosofía de vida!

Pero entre la pandemia, la tecnología y ahora la inteligencia artificial, vivimos cada vez más para adentro. También influyen el ritmo de vida y el agotamiento. Nos llevan a no tener ganas de nada, a no querer salir y desear descansar en un sofá mientras bajas y subes en tus redes sociales viendo contenido vacío y consumiendo capítulos de series de forma compulsiva.

Relacionarte es empatizar, compartir, hablar, desahogarse, reír, entender, poner el alza valores como la compasión, la gratitud o la generosidad. El cerebro necesita de estas interacciones, lo alimentan.

¿Qué puedes hacer para relacionarte más?

• Quedar con tus amigos. Aunque te dé pereza salir. Luego te alegrarás de haberlo hecho. Planifica las salidas. Llama, queda, comprométete. Y cuando quedes, interésate por sus vidas, habla de la tuya, comparte experiencias, emociones, ríe o habla de tonterías, pero relaciónate. No sustituyas una quedada por un audio tipo podcast en el WhatsApp.
   
• Conoce gente nueva. Por distintos motivos podemos perder el contacto físico con nuestros amigos. Puede que te hayas mudado de ciudad, que te hayas separado, que hayan cambiado tus valores respecto a antiguos amigos, pero siempre tienes una oportunidad para conocer gente nueva. Puedes empezar por apuntarte a alguna actividad que disfrutes. Y en ella empezarás a contactar con gente que disfruta de lo mismo que tú… este es un gran inicio.
   
• Entrena tus habilidades sociales. Si eres de las personas a la que les cuesta relacionarse porque te da vergüenza, porque no sabes cómo o por falta de entrenamiento, apúntate a un curso de habilidades sociales. Te ensenarán cómo iniciar una conversación, cómo mantenerla, cómo expresar lo que sientes, lo que necesitas o cómo ser amable con las personas. E incluso en ese curso, también puedes hacer amistades nuevas.
   
• Si has dejado de salir por agotamiento, por favor revisa tu estilo de vida. Si vives con prisas, con multitud de responsabilidades, con listas interminables que no abarcas diariamente, necesitas cambiar algo. Tienes tanto derecho a tu descanso y a tu ocio, como atender tus responsabilidades en la vida. La vida no solo es vivir para los demás y estar produciendo todo el día. De esto solemos darnos cuenta tarde, cuando somos demasiado mayores para disfrutar del tiempo perdido. Es ahora. Tienes derecho a tener tiempo para ti, para tus amigos, parar tus aficiones, tu descanso. Delega, haz renuncias, di no y baja tu ritmo.
   
• Menos tecnología y más presencialidad. Igual eres de las personas que se han acostumbrado a hacer todas sus compras por internet. Esta es una actividad que podrías revertir. Vuelve a comprar en comercios de proximidad, ve a tiendas. Habla con tenderos, dependientes, cajeros. Incluso en estos lugares que antes frecuentabas, puede que te encuentres con una antigua amiga que se acaba de separar y puedas retomar el contacto. Dónde no te la vas a encontrar es a golpe de clic en Amazon.
• Cuidado con las personas más vulnerables, como los abuelos. Si la soledad afecta al estado de ánimo de todos, a las personas mayores les afecta mucho más. Cuida de tus mayores, dales conversación, regálales tu tiempo. Conversa con ellos incluso cuando no son tus abuelos, en el bus, en la parada del tranvía, en la frutería. Necesitan hablar, que los validemos, que los tengamos en cuenta. Necesitan sentir que lo que aportan es valioso para nosotros. Incluso puedes dedicar alguna hora a la semana a algún voluntariado con mayores.
   
• Educa y cultiva el placer y el arte de la conversación con tu familia. Habla con tus hijos, dedica tiempo a juegos de mesa, a hablar de tu trabajo, de cómo te sientes, a preguntar a los tuyos sobre los temas que a ellos les interesan, como puede ser comentar una serie que estén viendo. Prioriza las sobremesas o momentos del fin de semana en los que tengáis tiempo de calidad. No le des a tus hijos un móvil mientras coméis. Muchos padres y madres se refugian en esta estrategia para poder comer tranquilos y que los hijos no molesten. Pero los estamos aislando, maleducando, cuando lo que tendríamos que hacer es incluirlos y hacerles partícipes del acto social tan precioso que es comer en familia.
   
• Dedica tiempo a desarrollar una autoestima sana. Lee libros, apúntate a talleres. Mereces sentirte seguro, confiado, conocer tus puntos fuertes, tus talentos. Porque ese conocimiento te ayudará a ser tú mismo, sin tener que ser la versión que otros esperan de ti. Y ser tú mismo te permitirá relacionarte con personas afines con las que disfrutes y te sientas a gusto.
   

Relacionarnos es vital en nuestras vidas, incluso nos convierte en más humanos. No dejemos que el progreso, el futuro, se cargue hábitos saludables, bonitos y necesarios para nuestra salud y bienestar emocional.